martes, 11 de diciembre de 2007

Guardé mis cosas apuradísima, baje del árbol, y me fui de cara al piso. Escuché la frenada de un auto, y luego la vi a Merlina caminando hacia donde se encontraba el conductor.
La seguí sigilosamente aunque creo que sabía que yo la espiaba.
Para mi sorpresa se puso a hablar con él. ¿Quién es? ¿Será pariente de Merlina? No lo sé. De repente me miró, y automáticamente me dije: Mejor me voy.
Y así lo hice.
Llegué a casa y lo primero que hice fue ponerme hielo en la pierna, en el brazo y en la frente ¡Hermosos moretones me quedaron! En ese momento me vino a la mente aquél papel que me dio Merlina y la listita que hice. Leí todo muy tranquila, pero después leí atentamente el punto 3. “Llamar a…” ¿Llamar a quién?
Me tiré en el sillón a hacer memoria y me quedé profundamente dormida.
Desperté en el piso y con el papel en la mano. Lo primero que hice fue cambiarme, luego tomar el desayuno, y por fin agarrar la "Guía T" e irme.
Durante el viaje seguí pensando a quién tenía que llamar, quién era ese hombre con el cual Merlina estaba hablando, y porqué a esa hora de la noche.
Me bajé del bondi, llegué a la dirección y una sorpresa enorme me invadió. Era una casa enorme, lujosa, toda nueva, con un balcón lleno de flores. Toqué timbre y abrió una señora grande, con un vestido rosa, medio bordó con un estampado de flores.
-Hola ¿Qué desea?
Vacilé en responder, hasta que me decidí: ¿Acá vivía una chica que se llama Merlina?
Primero me miró mal, luego fijamente, y medio segundo después puso cara de susto.
Llamó a alguien y me hizo pasar. Le agradecí amablemente y me ofreció algo para tomar. Le dije que no.
Mientras miraba el living, entró una señora de pelo corto y negro, vestida puramente de blanco.
Ni saludó, se sentó, miró sus pies y dijo:
-¿Por qué quiere saber sobre ella?
-Porque escribo sobre ella.
-¿Ah sí?
-Sí, ¿hay algún problema?
-Pues...no.
-Y, ¿usted es...?
-La madre.
Me quedé callada, y no supe que responder
.

sábado, 8 de diciembre de 2007


Estamos en la copa de un árbol, ¡sí que sabe trepar! No estoy para estas cosas, prefiero sentarme en un banco y escucharla, pero acá se hace lo que ella dice. Es su lugar, ¡bah!, su hogar.
Me explicó porque el otro día tuvimos que abandonar la charla, se sintió extraña. Nunca había hablado con alguien sobre ella en profundidad.
Por un largo rato hubo mucho silencio. Es lindo mirar todo desde acá arriba, se ve todo, y todo es todo. La plaza en su totalidad, las calles vacías, nunca se me hubiese ocurrido presenciar este paisaje. Las luces de los postes iluminan de una manera impresionable.
Lo único raro en el paisaje es... es que ella esta muy absorta en algo.
-¿Querés empezar a relatarme algo?
Dudo que me haya escuchado, su concentración era muy evidente, así que se lo repetí.
- Merlina, ¿querés hablar?
-Si si, lo siento, es que...
Sí, no lo dijo, era de esperarse. Ahí comenzó su relato.
"Cuando llegue acá, era una tardecita linda, apacible, yo tenia mi mochilita con unas ropas y un muñeco. Estuve caminando y recorriendo toda la plaza, desde los juegos hasta allá. (Señala un monumento que hay, nunca entendí bien para que lo hicieron, y quién es, pero al fin) No sabía muy bien que hacer, igual era muy chica, pero lo había decidido. Acá me quedo. Fue difícil adaptarme, la gente es muy criticona. Aunque tantos soportando eso me hicieron aprender que no me tiene que importar. Sin embargo al hacerle una pared imaginaria a la sociedad me aíslo más. Te puedo decir que me ayudó mucho poder conocer a los puesteros. Son una gente maravillosa. Deberías hablar con ellos.
No quiero hablar más."
Me sorprendí muchísimo. Pensé que no quería seguir con el relato, pero le pregunté:
-¿Por hoy? ¿O para siempre?
Vaciló bastante.
-Hasta que no hables con...
Y sacó un papelito arrugado y chiquito que decía: Pasaje Mompox 125. Hay alguien que puede ayudarte en esto de tu relato. Sé que es un cambio repentino, pero no te conozco demasiado, y sin embargo me abrí a vos. Necesito pensar.
-Lo entiendo, pero ¿con quién hablo?
Se bajó del árbol, y se marchó.
Definitivamente, hoy es una noche rara.
Voy a empezar una lista:
1. Hablar con los puesteros.
2. Buscar la dirección que me dio.
3. Llamar a:

Mejor me apuro, algo pasó.

miércoles, 5 de diciembre de 2007


"Pero, ¡qué día el de hoy! Un calor en la plaza, el verano es pesado, y el invierno, más que insoportable. ¡Qué bueno que es de noche!"
La veo bastante feliz, creo que es por que le prometí escribir sobre “un día en la plaza”.
A pesar de su ropa negra, el pelo tapándole la cara, y una sonrisa más que burlona, se puede sentir el estado de ánimo que tiene (cosa bastante rara en ella, ya que no deja visible los sentimientos, bah nada).
Prefiere contar cómo es su semana, por que en un día, pueden pasar cosas distintas, fuera de lo normal, así que nos dice: de los siete días que tiene la semana, los 5 primeros, empezando desde el lunes, son duros, largos, y a veces, pero no siempre, muy iguales. Los puesteros desaparecen (mejor dicho ¡ni aparecen!), y la soledad esta más presente que el Sol. Algún que otro mediodía, los que reparten comida chata-rápida, como le gusta llamarles, se sientan a comer algo en el tiempo libre que tienen, o en esas excursiones (que por cierto no son para nada educativas) que hacen en las primarias, siente algo extraño , pero por un lapso breve de tiempo y luego vuelve a su “normalidad”
En los dos días restantes tiene a sus fieles "compañeros". Fernando, Marga, y Luis. Me dice que escriba entre comillas compañeros, porque como ya dijo ayer, habla lo justo y necesario y con quien lo cree conveniente.
Fernando es el calesitero, tiene unos 15 años, 3 más que Merlina.
Marga (54) y Luis (56), un matrimonio aparentemente feliz que atienden la casita de azúcar.
Los tres la conocen desde que llego al parque un domingo a la tardecita. (Esa parte del relato se la dejo a ellos, más adelante sabremos).
Me cuenta que suele esconderse en los árboles, cuando hay mucha gente. En especial cuando llega ese payaso que ella detesta.
Mejor cortamos acá, aparte de que se esta nublando, Merlina cambio de animo, y no me gusta. (No se porqué, pero nunca es bueno molestar a alguien que cambia así tan repentinamente).
Buenas noches.

Camila & Merlina

martes, 4 de diciembre de 2007


Merlina, es una chica que vive en una plaza en la cual vagabundea, en realidad a ella ese término no le gusta para nada, se auto-define como una "chica-que-vive-en-la-plaza" sin más ni menos. Lo que le pasa es que se siente tan encerrada en las casas, que decidió vivir sola en los parques, porque ahí encuentra la libertad que necesita.
Si se la quiere describir en todos los aspectos habidos y por haber es alta, flaca (demasiado para su propio gusto), con pelo largo, vestida con negro y únicamente negro, más pálida que la misma blanca nieves, con un humor muy sarcástico, con un leve toque "adulto"; se puede decir también que no le gusta ir a la escuela(¿y a quién si?),aunque en realidad fue hasta 5to grado, pero como es una chica brillantísima, se las ingenió solita para aprender lo justo y necesario. Cuenta que le gusta la literatura, en especial los policiales; no le gusta comer mucho, pero que le encanta, ¡le encanta!, como a todos. Como no tiene plata, ni trabajo, los puesteros del parque siempre la invitan, gustosamente, a comer algo. Me contó que el otro día, Fernando el señor que maneja la calesita la llevo a comer pizza. A su parecer le faltaba un poco de amor a la masa, pero como la invitaron no dijo ni "MU”, exceptuando su sutil: " Muchas gracias".
Socialmente es un poco retraída, no es de hablar mucho, solo con sus amigos puesteros lo justo y necesario. Hay una explicación del porque es así: según me contó, hace muchos años, cuando era muy nena vio unos pequeños jugando y se entusiasmo tanto mientras jugaban que quiso unirse, pero como su figura es rara (para un adulto no lo es, pero a los chicos les causa miedo) se asustaron y se fueron corriendo. Aunque a mi modo de ver no me convence, es su opinión.
Quiere que les cuente como es un día en el parque, pero es tarde ya, mañana seguimos.
Buenas noches

Camila & Merlina