miércoles, 5 de diciembre de 2007


"Pero, ¡qué día el de hoy! Un calor en la plaza, el verano es pesado, y el invierno, más que insoportable. ¡Qué bueno que es de noche!"
La veo bastante feliz, creo que es por que le prometí escribir sobre “un día en la plaza”.
A pesar de su ropa negra, el pelo tapándole la cara, y una sonrisa más que burlona, se puede sentir el estado de ánimo que tiene (cosa bastante rara en ella, ya que no deja visible los sentimientos, bah nada).
Prefiere contar cómo es su semana, por que en un día, pueden pasar cosas distintas, fuera de lo normal, así que nos dice: de los siete días que tiene la semana, los 5 primeros, empezando desde el lunes, son duros, largos, y a veces, pero no siempre, muy iguales. Los puesteros desaparecen (mejor dicho ¡ni aparecen!), y la soledad esta más presente que el Sol. Algún que otro mediodía, los que reparten comida chata-rápida, como le gusta llamarles, se sientan a comer algo en el tiempo libre que tienen, o en esas excursiones (que por cierto no son para nada educativas) que hacen en las primarias, siente algo extraño , pero por un lapso breve de tiempo y luego vuelve a su “normalidad”
En los dos días restantes tiene a sus fieles "compañeros". Fernando, Marga, y Luis. Me dice que escriba entre comillas compañeros, porque como ya dijo ayer, habla lo justo y necesario y con quien lo cree conveniente.
Fernando es el calesitero, tiene unos 15 años, 3 más que Merlina.
Marga (54) y Luis (56), un matrimonio aparentemente feliz que atienden la casita de azúcar.
Los tres la conocen desde que llego al parque un domingo a la tardecita. (Esa parte del relato se la dejo a ellos, más adelante sabremos).
Me cuenta que suele esconderse en los árboles, cuando hay mucha gente. En especial cuando llega ese payaso que ella detesta.
Mejor cortamos acá, aparte de que se esta nublando, Merlina cambio de animo, y no me gusta. (No se porqué, pero nunca es bueno molestar a alguien que cambia así tan repentinamente).
Buenas noches.

Camila & Merlina

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